Respuestas trilladas para preguntas trilladas sobre tirar basura
Hace algunos años, casi 3 para ser exactos, escuché una de las preguntas más comunes para justificar la inconsciencia al tirar basura en algún lugar. Seré realista, no era la primera vez que la escuchaba pero sí la primera en la que pude cambiar la respuesta.
Proseguiré entonces a compartirles mi experiencia. Iba un día caminando por la calle con un conocido mientras comíamos cada uno unas papas fritas y una soda; yo aún no terminaba pero él que ya había acabado con su “comida”, sin más ni menos tiró aquel bote de plástico y la bolsa de aluminio de sus papas fritas. Me sorprendí, ya muchas veces había visto aquella acción desagradable pero ninguna vez la persona “desagradable” había estado a mi lado. Miré hacia una esquina de la calle y encontré cantidades enormes de basura: un pañal por aquí, una lata por allá, anuncios en papel levantándose y moviéndose de un lado para otro a causa del aire. Me asusté, ¿cómo podía haber tanta basura en una calle que para empezar ni siquiera era tan concurrida?, luego miré hacia lo que quedaba de la calle y estaba exactamente igual que aquella esquina.
Mi acompañante se dio cuenta de que su acción me había hecho pensar y me preguntó qué pasaba, le contesté que estaba sorprendida de que hubiera tirado basura en la calle, a lo que me respondió: “¿Una botella o una bolsa más en la calle, qué pueden hacer? No supe que responderle en ese momento; mas tiempo después analicé lo que había sucedido.
Llegué a una conclusión muy básica: “si yo tiro un papel, tu tiras un papel (ya van dos), él tira un papel (ya van tres), así sucesivamente; al final van a ver millones y millones de papeles”. No podemos ir por la vida pensando en que mis acciones son las únicas que ayudan o en este caso las únicas que dañan. He oído a muchas personas quejarse de la suciedad de la ciudad, de los cochinos que somos los mexicanos; pero ¿quién no habrá tirado un papel aunque sea una sola vez?, digo, porque aunque yo misma esté escribiendo esto justo ahora, he de admitir que han sido muchas las veces en que inconsciente o conscientemente he perjudicado nuestro medio, y no me refiero solamente a tirar basura, sino a lo que hacemos o utilizamos a diario ya que todo en gran o pequeña medida perjudica.
Es difícil admitirlo, ¿quién va a querer cargar parte de la responsabilidad de que hoy nuestro planeta esté lleno de basura, contaminado, con glaciares derritiéndose, con el calor aumentando, etc.? Nadie. Es por eso que utilizamos frases como “es sólo un papel”, para justificarnos. Pero, pregúntense ustedes: ¿Cuántas personas no se repetirán ésta frase, mintiéndose y cerrando los ojos a la situación? Quién sabe, pero si sé que aquel día tenía a una de esas personas enfrente de mí, y ¿qué iba a hacer yo para cambiar aquello?
Pasaron días y volví a toparme con él. No recuerdo cómo fue pero volvimos a hablar de aquel suceso. El repetía constantemente que lo que él había hecho no afectaba en nada, que eran dos papeles más a los que ya había allí. Yo le decía mi punto de vista, aquella reflexión a la que había llegado, mas él no quería entenderme. Me cansé y dije: “¡ya qué!, no voy a poder hacerlo entender”. La amistad creció y él continuaba haciendo aquello que tanto me desagradaba. Pero entonces se me ocurrió algo. Un día tiró una hoja de papel al piso y bromeando le dije: “como arrojaste una hoja al piso, de castigo te toca recoger tres papeles más que estén tirados”; pensé que no lo haría pero ¡oh sorpresa!, lo hizo. Quizá lo hacía por jugar, seguirme la corriente, o porque estaba harto de que le dijera cosas, pero al final lo hizo.
De nuevo pasó el tiempo hasta hoy. En la actualidad aún tengo contacto con aquel conocido que pasó a ser alguien especial. No sé bien cómo fue que funcionó aquel plan que tuve, pero en verdad cambió aquella persona que conocí. Hoy su mentalidad es totalmente diferente, primero se le fue creando el hábito de no tirar papeles y después su mentalidad cambió. Si le preguntas ahora qué piensa de tirar papeles o si el arroja basura te dirá: “Solía hacerlo pero ya no. Me molesta cuando la gente tira algo”. Muchas veces entre risas y bromas me dice que yo tengo la culpa de que ahora el sea limpio, que a veces a intentado tirar algún papel como antes lo hacía pero que su consciencia no lo deja.
Sinceramente estoy satisfecha de haber hecho algo para cambiar nuestro alrededor. No digo que merezca un premio a la ayuda, pero sí estoy contenta de haber realizado una pequeña ayuda que a futuro va a generar otra pequeña ayuda. A veces nos abstenemos de hacer algo debido a que sentimos que no va a significar algo grande. Es difícil que detengamos los daños que se le generan al medio ambiente de un día para otro, pero es fácil que nos propongamos hacer pequeñas acciones que atrasen los daños. Para cambiar se necesita querer. Nosotros como futuras maestras necesitamos ser creativas para desarrollar poco a poco el sentido de cuidado al ambiente en las nuevas generaciones. Está en nosotros trabajar por un futuro diferente por un cambio prometedor.
“Si yo no tiro un papel, tú no tiras un papel, él no tira un papel y así sucesivamente poco a poco nos encontraremos con un piso más limpio y mejor aún un mundo más limpio”.
Ahora bien, si no tiramos basura, ¿Qué haremos con la que conservemos? Hay muchas cosas que podemos hacer: reciclar las botellas de plástico, de metal o aluminio, comprar menos cosas de plástico y reutilizarlas lo más que podamos. Y no nos detenemos allí, sobre el medio hay mucho que decir y mucho que podríamos hacer. Pero hoy nos detenemos aquí, y mejor dejamos estos temas para la próxima.
Equipo 7:
Valeria Alanis Ochoa, Daniela de la Cruz Moreno, Miriam Gaytán Hernández, Anakaren Huerta Rivera, Karla Teresa Rodríguez Romero y Evelyn Natali Rodríguez Ibarra
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