Radiación en los celulares

¿A caso se ha puesto a pensar que el  teléfono celular que usa a diario podría causarle cáncer o alguna otra enfermedad? En la actualidad nos encontramos en un mundo rodeado de tecnología, un mundo de aparatos o máquinas que nos facilitan la vida pero quizá no nos hemos detenido a pensar en el daño que pudiese causarnos estos aparatos, ya que algunos emiten radiación y a la larga podría causarnos daños para nuestra salud, que en este caso hablaremos de los teléfonos celulares.

Primeramente, para poder comprender bien el término de radiación necesitamos saber a qué se refiere. Según la Real Academia Española, la radiación es la energía ondulatoria o partículas materiales que se propagan a través del espacio, las cuales sirven para transmitir energía. Existen diferentes tipos de radiaciones, pero en esta ocasión haremos referencia a las electromagnéticas, las cuales son emitidas por las variaciones de los electrones que constituyen la materia, las cuales se propagan en una dirección determinada y se desplazan a la velocidad de la luz.

            Las  radiaciones electromagnéticas las podemos encontrar en nuestra vida diaria, como por ejemplo en los televisores, las computadoras, los hornos de microondas, los teléfonos celulares, los aparatos de sonido, los relojes despertadores eléctricos, las pistolas de pelo, las torres de luz , los cables de alta tensión, las copiadoras, entre otros. Éstos, al paso del tiempo, podrían causarnos enfermedades. En lo que respecta al uso del teléfono celular, es importante saber que éste tuvo su iniciación en Estados Unidos de América por la década de los noventas, razón por la cual ha tenido su desarrollo en toda la humanidad.

            Hoy en día existen personas que están acompañados de los celulares la mayor parte de su tiempo, y lo que tal vez no saben, es que estos aparatos emiten una forma de energía conocida como ondas de radiofrecuencia. Por esta razón ha surgido cierta preocupación sobre la seguridad en el uso de estos teléfonos con relación al cáncer, ya que la frecuencia que se tiene con éstos podría incrementar el riesgo de desarrollar tumores en el cerebro u otros tumores en la región de la cabeza y cuello.

[Figura 1. Explica en la primera foto una imagen termográfica  de una cabeza que no estuvo expuesta a la radiación de un celular. En la segunda, imagen termográfica de una cabeza después de una llamada por celular expuesto por 15 minutos. Las manchas amarillas y rojas indican efectos termales (calor), los cuales causan efectos negativos en la salud. Referencia: Google Images]

Desafortunadamente, según estudios especializados, no se sabe a ciencia cierta si el teléfono celular pueda causar cáncer, ya que es difícil saber el número de veces que es utilizado el celular. Pero, lo que sí se sabe es que se emite más radiación cuando la batería del celular no está lo suficientemente completa. Para evitar este tipo de problemas de radiación, es recomendable apagar el celular mientras no se esté usando, dejarlo en un lugar no muy cercano a nosotros y cuando se esté hablando, alejarlo del oído.

Así mismo, el porcentaje de las personas que tienen un celular es tan elevado que el gobierno no se preocupa por prohibirlos. ¿Cómo harían eso si la población muestra estar a favor en adquirir uno? Las pocas personas que se reúsan a comprar alguno no se salvan, pues estas ondas de radiación ya se encuentran en todo el ambiente; así es que, por más lejos que estemos, nos veremos afectados de una u otra manera.

A medida que avanza la necesidad de satisfacer nuestras “necesidades”, el problema se agrava, como lo podemos ver con las compañías proveedoras de celulares que han comenzado a ofrecer servicios de internet cada vez con más velocidad, lo que implica aumentar la cantidad de antenas celulares. Las antenas de los celulares son tantas que ya no son permitidas poner más. Las compañías nuevas tienen que unirse a otras que ya tienen antenas para así poder tener señal.

Pero, ¿de qué otras maneras podemos evitar la radiación? Simple: es necesario evitar el microondas como el aparato “principal” para cocinar; evitar el uso del marcapasos, sobretodo en mujeres embarazadas; reducir la luz de la pantalla del ordenador, para que sea más tenue la radiación; al realizar una llamada, esperar a que la persona te conteste, ya que se emite más radiación cuando aún se está llamando; evitar el uso del celular a menores de 15 años, ya que, los efectos térmicos  que produce, puede afectar las glándulas en desarrollo.

Otras posibles soluciones de reducir la exposición a las ondas de radiofrecuencia con el celular es utilizar el altavoz o el ‘manos libres’, así no ponemos el celular cerca de nuestra cabeza y no quedará expuesta a las ondas; evitar ponerlo cerca de la cintura, por ejemplo, al meterlo a en el bolsillo del pantalón que es más común en los hombres, y en el caso de las mujeres, es recomendable guardarlo en sus bolsas; el mandar mensajes y usar menos el teléfono en llamadas y así mantenerlo alejado de la cabeza ayuda mucho a evitar las radiaciones.

Finalmente, debemos tomar conciencia en el uso de los aparatos que se frecuentan en la humanidad, debido a que estos podrían afectar nuestra salud a causa de su mal uso, como dice la frase: “todo en exceso es malo”. Necesitamos evitar el uso de aparatos radiactivos y estar informados sobre el tamaño del mismo que puede producir. Lamentablemente nos volvemos cada vez más dependientes de la tecnología, ya que el teléfono celular es un ejemplo de ellos, porque la mayoría lo usamos. Sin embargo, hay que estar alerta para que su uso no repercuta en el cuidado de nuestra salud.

Lo más alarmante es que, aunque ciertas enfermedades se han producido en la sociedad, no hay estudios concluyentes sobre los efectos negativos de los teléfonos y antenas celulares. Mucha gente escéptica clama que esta tecnología es demasiado reciente como para tener estudios a largo plazo en seres humanos. Los estudios a largo plazo que están corriendo, no proveerán resultados por décadas.

Desgraciadamente, gracias a la necesidad de la comunicación que al final se volvió más un simple pasatiempo que además nos consume mucho tiempo en nuestras vidas sociales, nos olvidamos de las fatales consecuencias de las radiaciones electromagnéticas que producen los celulares y todos los aparatos que usamos a diario, que como ya dijimos, los usamos más para nuestros propios intereses que para lo que en verdad se deben utilizar.

Según estudios e investigaciones científicas, las radiaciones electromagnéticas pueden producir muchos trastornos a los seres humanos, los cuales pueden ser:

·  Trastornos neurológicos, como irritabilidad, cefalea, somnolencia, alteraciones sensoriales, temblores, mareos, entre otros;

·   Trastornos mentales, como alteraciones de humor y de carácter, depresiones y tendencias suicidas;

·   Trastornos cardiopulmonares, como alteraciones de frecuencia cardíaca, modificaciones de tensión arterial, etc.;

·    Trastornos reproductivos, como las alteraciones de ciclo menstrual, abortos e infertilidad; incremento del riesgo de algunos tipos de cáncer;

·    Trastornos dermatológicos, como la dermatitis y alergias;

·    Trastornos hormonales; y por último,

·    Trastornos inmunológicos.

Es increíble lo que un aparato tan útil para nosotros pueda ser un daño para toda la humanidad. Es necesario tomar en cuenta las consecuencias del uso de esta tecnología y buscar otras maneras de distraernos. Hoy en día se ve a la mayoría de la gente con sus teléfonos celulares prácticamente todo el día en sus manos, provocando que, además de ignorar a la persona que esté al lado tuyo, te hagas daño a ti y a los demás, enfermándose mutuamente gracias a las radiaciones de este diminuto aparato.

En conclusión se debe remarcar el hecho de que la influencia negativa de la radiación electromagnética en los seres vivos está científicamente constatada. Son varias las soluciones a estos padecimientos mencionados en párrafos anteriores, si bien es cierto, que es una necesidad el usar estos aparatos que forman parte de nuestra vida cotidiana. Por lo menos hay que procurar bastante el menos uso frecuente de ellos, mantenerlos alejados de uno y si es posible, solo usarlos cuando en verdad se necesiten.

Bibliografía

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Equipo 5:

Nathalie Wechner

Wendy Martínez

Fatima Meléndez

Sarahí Ruíz

Carlos Ramírez

Luis Vidal