Desde hace siete años se comenzó a utilizar
una alternativa al entierro de personas, la cremación. Y a pesar de que su
popularidad ha crecido con el paso del tiempo, aún quedan dudas si es la mejor
opción para dar final a la vida de un humano. ¿Por qué? Bueno se sabe bien que
al enterrar a una persona se da comienzo a un proceso de descomposición que es
aprovechado por animales y microorganismos. Entonces, elegir la cremación en
general interrumpe el ciclo natural, sin un cadáver en descomposición bajo la
tierra no se fomentaría la reproducción de microorganismos, no se fertilizaría
el humus, es decir, en general no se crearía vida o algo beneficioso para el
medio.
Ahora, fuera de los beneficios que trae el
entierro, la cremación trae consigo muchos aspectos negativos tales como:
cantidades inmensas de humo las cuales entorpecen la atmósfera, contamina con
dióxido de carbono y genera mayor entropía (medida del desorden de un sistema)
debido a los gases que libera en la combustión, además de que se desperdicia
mucha energía en el proceso. Aún con todo, sigue siendo “una moda” la
cremación, por lo accesible que es en comparación a un entierro, de modo que es
probable que se siga utilizando; es por eso que dedicamos el espacio de hoy a
algo provechoso que se pueda hacer con las cenizas de una crema, al regresar un
poco de lo que se quitó en el proceso anterior.
Spiritree: un árbol con cenizas funerarias.
Existen muchas culturas que creen en la vida después de
la muerte o de la reencarnación. Spiritree hace de esto algo posible.
Ésta es una de las alternativas que aparte de
cuidar al medio ambiente, ya que ayuda a no contaminar el ambiente por el
proceso por el cual tiene que pasar el cuerpo para convertirse en cenizas, también
ayuda a crear vida. En este proceso la planta se alimenta de las cenizas y con el tiempo acaba
convirtiéndose en un gran árbol.
Las cenizas del difunto son mezcladas con semilla
que son puestas en una “urna” o recipiente que consiste en un forro que mantiene
las cenizas del difunto en concentración con la planta y tiene una cubierta que
permite que la planta y las cenizas resistan a la intemperie. La carcasa
superior, que cuenta con pequeñas perforaciones que promueven la absorción de
agua , está hecho de una cerámica inactiva semi-porosa , y está diseñado para
degradar después de la exposición a largo plazo a los elementos.
La base
orgánica se compone de musgo, arcilla, papel reciclado, aserrín, post-consumo y
otros materiales biodegradables. Éste recipiente es plantado en la tierra y una
vez que la planta llegue a crecer más
allá del recipiente, éste se rompe y con facilidad la planta seguirá creciendo
sin ningún problema en el suelo que previamente fue plantada.
Para
muchas personas esta alternativa será como un procedimiento en el cual el
difunto reencarnara en otro ser vivo, en este caso, en una planta.
Para aquellos que quieren mantener el
espíritu del difunto, la urna biodegradable Spiritree es una manera
significativa de guardar su memoria por muchos años.
Este
trabajo fue hecho por una diseñadora francesa llamada Margaux Ruyant del
International School of Desing de India. Ella pensó en la vida después de la
muerte e ideó una urna funeraria donde se puede sembrar un árbol en las
cenizas. La idea se creó basando en el mito del ave Fenix: renacer de las
cenizas. Sus dimensiones son: largo 38 cm, altura 15 cm y peso 3.2 kg. Una de
las ventajas de este producto es que la persona puede elegir en qué tipo de
árbol desea que la persona fallecida reencarne.
Otra cosa que se podría
considerar bueno de esto es que ayudaría mucho en países sobrepoblados en el
aspecto de no usar tanto espacio para enterrar los ataúdes.
Este proyecto ya ha
ganado un premio internacional y se espera se expanda por todo el mundo.
Aunque el precio es un poco costoso, para
muchas personas no será un problema si se trata de algún ser querido.
Para mas informacion: http://www.thespiritree.com/
Equipo 7:
Valeria Alanis Ochoa, Daniela de la Cruz Moreno, Miriam Gaytán Hernández, Anakaren Huerta Rivera, Karla Teresa Rodríguez Romero y Evelyn Natali Rodríguez Ibarra
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